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Crónicas al Voleo

Billy era Dorothy

Por Germán Tinti

A lo largo de la historia no han sido pocas las mujeres que para cumplir sus objetivos debieron ocultar su condición femenina. En épocas en que la sociedad le imponía la función de traer niños al mundo, criarlos, cocinar y limpiar la casa como si fuera su función natural, muchas se rebelaron contra la imposición patriarcal y pelearon por un destino más allá de pañales, ollas y trapos de piso. Varias debieron disfrazarse de hombre para lograrlo.

Un rápido repaso en los buscadores de internet nos presentan algunos de los casos más renombrados (aunque no los únicos, claro está). Así, encontramos el caso de Sarah Malinda Pritchard, que en la guerra civil norteamericana se hizo pasar por un hermano menor de su marido, Keith Blalock, y se alistó bajo el nombre Samuel. Malinda/Samuel peleó con bravura y recién descubrieron su condición de mujer cuando debió ser tratada por una herida en un hombro.

La cirujana de Waterloo y la amante de Chopin

Margaret Ann Bulkley quería estudiar medicina y el único modo en el que pudo ingresar a la universidad, en la Inglaterra pre victoriana del año 1800, fue convirtiéndose en James Barry, identidad que conservó hasta su muerte sin que nadie sospechara. Fue una destacada cirujana militar y en esa calidad participó de la batalla de Waterloo. Recibió la baja al contagiarse de fiebre amarilla.

Margaret Ann Bulkley, héroe/heroína de guerra.

Ingresar a los círculos literarios de la París de la primera mitad del siglo XIX era un privilegio de hombres. Eso lo entendió tempranamente Amantine Aurore Lucile Dupin cuando pretendió triunfar como novelista. Para sortear esta férrea imposición, decidió concurrir a esos foros vestida de hombre y bajo el nombre de George Sand (con el que firmaría una profusa obra literaria). Como George se relacionó con artistas célebres de su época como Victor Hugo, Eugène Delacroix y Julio Verne. Como Amantine mantuvo romances con  Alfred de Musset y Frédéric Chopin

Amantine Aurore Lucile Dupin , que para todo el mundo fue George Sand.

La pianista de jazz

Pero en esta ocasión queremos detenernos en el caso de Dorothy Lucille Tipton. Hija de una familia con aspiraciones sociales, Dorothy de niña se destacó en la música, especialmente tocando el piano y el saxofón. En la adolescencia comprendió que como mujer no podría ingresar en una orquesta de jazz, tal su objetivo, y entonces comenzó a vestirse de hombre y a llamarse Billy. Para perfeccionar su imagen se vendaba el pecho para ocultar el busto, y ponía relleno en sus pantalones. Todo esto ocurrió luego de que abandonara su Oklahoma City natal y se estableciera en Joplin, Missouri. Allí integró la banda Cotton Club y más tarde formó su propio trío, con el que grabó dos discos que tuvieron buena repercusión en la región. Tras algunos años se radicó, junto a sus músicos, en Spokane, en el estado de Washington, cerca de Seattle. Allí trabajó como corredor inmobiliario y realizando presentaciones en pequeños y prestigiosos pubs de la ciudad.

En su biografía “La doble vida de Billy Tipton”, su autora, Diane Wood Middlebrook, cuenta que a sus compañeros de escenario solamente les llamaba la atención que Billy siempre iba al baño solo. “Cuando hacíamos un intermedio, la mayoría de nosotros, que había estado bebiendo cerveza, tenía que ir al baño. Pero Billy, no. En cuanto todos regresaban a sus puestos sobre el escenario, entonces Billy decía: Tengo que ir ahora. Le habíamos espiado, porque lo encontrábamos un poco raro, pero sólo descubrimos que Billy nunca usaba los urinarios de hombre, sino el váter. Nada más”

Billy, de pianista en orquestas de jazz.

Los amores de Billy

A lo largo de su vida, Billy tuvo varias parejas, todas mujeres.  En 1943 se casó con June, una vocalista con quien convivió tres años. Luego conoció a Betty, una joven camarera con quien formó pareja hasta 1954. . “Lo que tuvimos fue algo hermoso”, recuerda Betty “y sí, tuvimos relaciones sexuales pero yo no sabía que era una mujer”, insistía. Betty se justifica diciendo que provenía de un entorno muy puritano, en el que nunca se hablaba de sexo. “Siempre iba vestido, y nunca dejaba la luz encendida cuando teníamos sexo”.

Cuando le preguntaban por las vendas en el pecho explicaba que había sufrido un accidente y que se rompió varias costillas. Una versión era que un caballo le había molido a coces, otra se refería a un accidente de coche.

A Maryann Catanach la conoció en un centro turístico de Oregon.  Maryann era prostituta y tampoco notó que Billy era Dorothy. Sostiene que cree –aunque no está segura- que Billy utilizaba una prótesis. “No lo sé, porque nunca me lo dijo. Y no sé cómo lo hacía. Desde que se descubrió que era una mujer me lo he preguntado muchas veces…”, dijo. Sostenía también que jamás entró en el baño cuando estaba Billy en él y que nunca sospechó que Tipton no fuera un hombre.

Cuando se separaron, en 1960, Billy se casó con Kitty Kelly, una bailarina de striptease conocida como la Venus irlandesa. Tampoco sospechó nada. Kitty tenía una historia complicada que incluía dos matrimonios desastrosos y una adolescencia de terror con una violación y una madre alcohólica. Con respecto a su matrimonio con Billy, Kitty recuerda que no tuvieron sexo y ni siquiera compartían la misma habitación. Fueron buenos años para la pareja, adoptaron tres niños: John, Scott y William. Todos lo recuerdan como el padre perfecto. Siempre estaba para nosotros. Nunca faltaba y apenas salía, no bebía y no nos maltrataba…”, dice William.

La sorpresa del final

Aun así, la adolescencia de los hijos de la pareja agregó tensiones en el matrimonio, que terminó por separarse. Por esa misma época a Billy le diagnosticaron artritis y debió retirarse de la música. Separado y sin música, se mudó a una casa rodante en la que vivió hasta el 21 de enero de 1989, ganándose la vida como agente de talentos. Esa mañana de invierno su corazón dijo basta y murió. El forense le informó a sus hijos la causa de la muerte… y también que su padre era una mujer.

¿Nunca nadie supo el secreto de Billy? Al parecer, solamente dos primas estaban al tanto, pero guardaron el secreto. Incluso el médico forense que recogió el cadáver de la casilla rodante se mantuvo en silencio, pero luego del funeral sus hijos revelaron la verdad que provocó el entusiasmo de la prensa sensacionalista.

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