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Editorial

Cansado de inadaptados, inútiles e incapaces

Por Juan Carlos Gamero

No es que la decisión sorprenda, ni que sea -consideramos- equivocada. El partido no podía jugarse. No debía jugarse.  Pero eso lo dictaba el sentido común ayer, apenas se conocieron los incidentes ocurridos contra la delegación de Boca.

La resolución que tomó hoy al mediodía la Conmebol debió haberla tomado ayer mismo. Pisar la pelota y llamar a reunión urgente para fijar nueva fecha, si es que consideraba que la segunda final debía jugarse (en contra del reglamento, por otra parte, dicho sea de paso).

Frustración, bronca, vergüenza, desilusión. Varias de las palabras más repetidas en los portales y canales de televisión en las últimas horas.

Yo le agregaría indignación. Indignación porque una vez más la barbarie de un puñado de imbéciles violentos y delincuentes le ganó a las ganas de fiesta de miles y miles de buenas personas.

Indignación porque tuvieron más de un mes para diagramar un operativo de seguridad y hasta hablaron demagógicamente de jugar con las dos hinchadas, y terminaron mandando el colectivo con los jugadores a que pasara entre medio de la marea humana de hinchas del rival.

Indignación porque los desmanejos de la Conmebol han manchado la pelota a lo largo de toda esta Copa Libertadores, autorizando jugadores sancionados,  haciendo la vista gorda con otros, sancionando en escritorios lo que se no se ganó en cancha…

Los que amamos el fútbol nos quedamos (al menos por ahora) sin final. Sin vuelta olímpica de quien fuera. Nos quedamos con las ganas de volver a creer en el fútbol mismo.

El fútbol que seguirá siendo el deporte más bonito del mundo, a pesar que inadaptados, inútiles e incapaces hagan todo lo posible para arruinarlo.

 

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