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COVID-19: ¿hasta qué punto cuidamos realmente a nuestros adultos mayores?

Los adultos mayores son un grupo de altísimo riesgo y necesitan de cuidados preventivos especiales ante la emergencia sanitaria.

Los adultos mayores son un grupo de altísimo riesgo a la hora del contagio del COVID-19. Muchos de ellos están alojados en institutos privados, ¿qué se está haciendo en Alta Gracia para protegerlos de la enfermedad?

Lo primero que hay que decir que tocar el tema «geriátricos» es siempre meter la nariz en un asunto catalogado como tabú. Uno de esos temas de los que muchos eligen no hablar o directamente eludir. Si esto ocurre en tiempos «normales«, cuando la agenda diaria no marca emergencia sanitaria, se potencia ahora, cuando el peligro está en ciernes. Y no pasa por ser alarmista, sino por ser realista.

En Alta Gracia existen más de 30 (si, más de treinta) establecimientos dedicados al cuidado, internación y alojamiento de adultos mayores. Como ocurre en todos los rubos, hay de todo tipo. Desde edificios especialmente acondicionados para ello, hasta casas de familia que acomodan habitaciones para los ancianos. Desde aquellos que cumplen con todas las normas hasta los que ni siquiera se encuentran encuadrados en habilitación alguna.

Y allí reside sin dudas la mayor preocupación en estos tiempos. ¿Realmente se está cuidando la salud de los «viejitos» como debe ser? ¿En todos los institutos se toman las normas de seguridad y prevención que marca el bendito protocolo?

«Siempre hay controles y contacto con todos los geriátricos de parte de Salud Pública. Se les ha recomendado seguir con los protocolos provincial y nacional: barbijos, guantes, limpieza y cumplir con la restricción de las visitas», dice el Secretario de Desarrollo y Salud municipal Mariano Agazzi, quien agrega que «por ahora ninguno se contactó con nosotros para pedir algún tipo de ayuda puntual».

No debería descreerse de los dichos del funcionario, aunque hay que decir que no concuerdan con lo declarado por varios de los encargados de geriátricos de la ciudad. La dueña de uno de ellos asegura que «la Municipalidad en ningún momento apareció ni llamó, ni me preguntó ni me ofreció absolutamente nada. Lo único que mañana (por hoy) nos acercarían las vacunas de la gripe común».

¿Qué indica el protocolo?

Recorriendo testimonios de dueños de establecimientos (aclaración, se trata de establecimientos que están inscriptos y habilitados a nivel local, provincial y nacional), cuentan a AGNoticias de lo que se lleva a cabo a modo de prevención: «Por empezar, no dejar entrar ni salir a nadie, por ninguna causa. Los únicos son los empleados, asistentes y enfermeros. Ni médicos ni Emergencia, ni personas que hagan talleres, ni podólogas ni peluqueras, ni nadie más.»

A esto, agregan: «Cuando necesitamos que la doctora vea a un paciente, se lo aísla al paciente y la médica toma todas las medidas de seguridad colocándose bata, barbijo y lo que haga falta e ingresa a una sala especial, que no tiene comunicación con los espacios comunes«. Esto va en concordancia con lo expresado por el titular de otro establecimiento: «Nadie ingresa al edificio con la ropa ni el calzado que trae de la calle. Hay un lugar específico para que se cambie, se higienice y se vista con la indumentaria del instituto, con todas las medidas de seguridad sanitaria para recién tomar contacto con los residentes».

Conscientes de la altísima vulnerabilidad que tienen los adultos mayores en esta pandemia, algunos geriátricos han adoptado estas medidas incluso antes que en nuestra ciudad se hicieran obligatorias por decreto.

«A los empleados los obligamos a que se aíslen en sus casas, que no visiten ni reciban visitas de nadie. Todo el que quiera trabajar tiene que hacer cuarentena. Tenemos dos empleadas con faringitis y por quince días no pueden venir a trabajar», cuenta la encargada de una residencia. «Hemos reducido la presencia de personal en la casa. Solo entra de a una persona ajena a los alojados. Tienen un régimen laboral de 24 por 48 horas y se van rotando, pero solo hay una persona para reducir los riesgos y aumentar la prevención», agrega otro titular de un establecimiento.

Los adultos mayores en condiciones normales sufren la ausencia de sus seres queridos. Ahora, con la restricción de visitas, eso se potencia. ¿Qué se implementa al respecto?. «Para preservar la integridad psíquica de los adultos mayores estamos haciendo videollamadas con las familias, radioteatros con las familias y también videos que enviamos a los familiares. La idea es que estén en contacto, que no pierdan ese cable a tierra con sus afectos ahora que no los pueden visitar».

Las grandes preguntas

Luego de haber tomado contacto con dos titulares de residencias para adultos, y de haber fracasado a la hora de recoger testimonios de otros establecimientos que existen en la ciudad, las dudas siguen estando a la orden del día.

¿En todos los geriátricos se cumplen estas puntillosas medidas de prevención y seguridad sanitaria que nos han narrado las personas entrevistadas? ¿Qué puede decirse de lo que ocurra en aquellos establecimientos que no están ni registrados ni mucho menos habilitados por autoridades sanitarias? ¿Se conoce la realidad de cómo se está manejando el tema en esos lugares? ¿Alcanza con decir «les hicimos conocer el protocolo»?

Son muchas preguntas que desgraciadamente no tienen respuestas por ahora. Alguna vez un alto funcionario municipal (que por cierto seguro jurará por los Santos Evangelios no haberlo dicho nunca) reconoció que «si les hiciéramos cumplir a los geriátricos con todas las normativas y leyes que debieran cumplir, tendríamos que cerrar el 80%, pero entonces, ¿qué haríamos con los adultos mayores?, el Estado no está en condiciones de contenerlos». O sea, entonces se dejan pasar cosas, los controles son laxos, y se termina mirando para otro lado. Volvemos al principio de esta nota: «de eso no se habla».

Es el momento de ponerse los pantalones largos en este tema. La coyuntura no admite dilaciones ni desentendimientos. Ni tampoco son momentos de sanciones (las que sin dudas deberán existir cuando pase la emergencia si persiste la irregularidad). Es la hora de hacer visible una realidad que durante muchos años se ha pretendido ignorar como queriendo tapar el sol con la mano, y proteger con toda la fuerza a este sector de vecinos que es grupo de altísimo riesgo en la emergencia por el COVID-19.

Los geriátricos no escapan a las generalidades de la ley, tampoco pequemos de ingenuos. Hay residencias de adultos para todos los bolsillos y como ocurre en la sociedad, quien más tiene para ofrecer, más recibe a cambio. Es allí donde debe existir imperiosamente la mano de un Estado presente para ocuparse de todos. Ojalá que esto ocurra. Y que sea más temprano que tarde, porque la emergencia lo amerita.
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