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Elecciones 2019

Debate electoral: Posturas negativas, críticas y una ley vigente

Es bien sabido que los debates electorales no definen las elecciones.  En 2015, el cruce entre Mauricio Macri y Daniel Scioli no tuvo mayor trascendencia histórica, sin embargo ese día el rating midió entre 14 y 15 puntos. No hubo un gran despliegue entre ambos candidatos, pero el actual presidente se llevó el debate por puntos, mostrándose  genuino y con gestos que le dieron por primera vez la imagen que necesitaba para llevar adelante el manejo del país. En ese momento no cometió errores, ni titubeo en responder con firmeza los embates de Scioli.

El hecho de debatir es una condición del sistema democrático. Sin discutir los puntos de vistas, no hay acuerdos consensuados  necesarios para la toma de decisiones. De tal modo, el debate, más allá del resultado posterior, es una puesta en escena de los protagonistas, de sus ideales, propuestas y de su capacidad para interactuar.

Sin embargo, tanto el candidato a la reelección por la gobernación, Juan Schiaretti, como el candidato por la intendencia, Martin Llaryora, se mostraron en contra de debatir con los otros competidores. En una entrevista a Radio Mitre, Llaryora planteó sus razones para no debatir: “Es una decisión que tomamos con el equipo de campaña, de presentar las propuestas y no de hacer un show de agresiones y de insultos. Tenemos que presentar las ideas en los ámbitos que tenemos”. Llaryora expone un argumento que prescinde justamente del debate y los sustituye por “el hacer” o por su término más común: gestionar.

A su vez, para respaldar la postura elegida su postura y fogonear el clima político pre elecciones utilizaron como  argumento la actitud que tuvo Baldassi cuando se negó a debatir en 2017 y anunciaron mediante un comunicado: “Atendiendo a que en las elecciones pasadas a legisladores nacionales el integrante de la fórmula Córdoba Cambia, Héctor Baldassi, se negó a participar a la invitación realizada por vuestros medios, y que esta actitud fijó una posición de su parte y dejara a nuestro candidato sin la oportunidad de participar, es que hemos decidido seguir el criterio” adoptado en 2017 por el actual candidato a vicegobernador en la fórmula con Mario Negri”.

Quienes criticaron la actitud de Martin Llaryora por oponerse al debate, fueron Laura Vilches, candidata por el Frente de Izquierda y Maru Acosta por el MST Nueva Izquierda. Vilches planteó que las declaraciones de Llaryora son cínicas: “Hace sólo dos años dijo que le parecía ‘incomprensible’ la actitud de Baldassi de no debatir en las elecciones de diputados del 2017″.

 

 

Por otra parte, Maru Acosta también custionó a Llaryora por negarse a participar del debate, e indicó que debería hacerlo: “Las y los cordobeses tienen derecho a escuchar a sus candidatos debatir sobre los principales problemas que afectan a la ciudad y las posibles soluciones. Es lo básico que acordaría hacer cualquier persona con mínimo de espíritu democrático», argumentó.

 

Frente a la negativa por parte de Hacemos por Córdoba,  la UCR presentó un proyecto de ley para que los candidatos a intendente de la ciudad de Córdoba estén obligados a participar de un debate. Esta movida es impulsada por Rodrigo de Loredo, el candidato a intendente de la UCR. Sin embargo, la decisión del proyecto de ley no solo busca promover el debate electoral, sino también presionar a Martin Llaryora.

La obligatoriedad del debate entre candidatos fue aprobada recientemente por el oficialismo en el Consejo Deliberante.

Sin embargo la nueva reglamentación no será aplicada en las próximas elecciones, programadas para el 12 de mayo. Esta sesión estaba prevista para el día miércoles, sin embargo el radicalismo decidió pedir su tratamiento sobre tablas y aprovechar la ausencia de Unión por Córdoba.

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