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Editorial Emprendedores de la ciudad

Eduardo Peluquería: pasión, compromiso y tradición

Eduardo Peluquería en la historia de la ciudad

Emprendedores son muchos, peluquerías también. Pero “Eduardo Peluquería Unisex” no es sólo una historia más. Ubicada en el centro de la ciudad, la peluquería es elegida por muchas personas reconocidas de la ciudad además de tener una historia de entrega y compromiso detrás.

Urquiza 165 es el lugar de esta historia. Si pasamos por ahí nos vamos a encontrar tal vez con un simple local comercial dedicado a una rama de la estética. Pero la historia está más allá, aparece cuando cruzas esa puerta y comenzas a charlar con Eduardo.  Tiene 71 años y un poco menos de la mitad de su vida, dedicado a lo que él distingue como su pasión: la peluquería. Hace 32 años que comenzó a dedicarse de lleno a la atención de bebés, mujeres y hombres. Su camino no sólo fue de vocación sino también de legado, ya que a este amor no sólo lo desarrolla él, sino que también lo hacen sus hijos. Fernando, Walter y Rodrigo son los herederos de su técnica y su servicio.

En 1987, Eduardo recibía el título que le permitiría profesionalizar su vocación. Sin tenerle miedo al tiempo, comenzó ese mismo año  a atender vecinos en la cochera de su casa. En la calle Parisi 76 de la zona de Liniers, empezaba un sueño. “Tenía alrededor de 100 clientes en el barrio que iban los sábados y los domingos a cortarse el pelo”, detallaba Eduardo.

Recuerdo de la entrega de diplomas de Eduardo.

Tuvo tanta repercusión, que la peluquería debió trasladarse a un lugar más confortable. De esta manera en 1988, Eduardo Peluquería Unisex tuvo su sede exclusiva y  propia en la calle Mateo Beres. Un local que los acogió hasta 1999, ya que -posteriormente- Eduardo se trasladaría definitivamente a calle Urquiza.

Eduardo y sus hijos Fernando y Walter en la sede de Mateo Beres.

Con crecimientos y adherencias, renovaciones e incorporaciones, Eduardo Peluquería  fue forjando caminos no sólo en el mercado sino también en la historia de la ciudad.

Antes y después de la edificación propia de calle Urquiza.

Los comienzos en palabras del protagonista

Trabajé mucho en fábricas. Estuve  20 años en FMC Argentina y después cuando FMC cerró, tuve que trasladarme a Bell Ville  por cinco meses hasta que se terminaron las actividades que allí hacía. 

Fue ahí donde tuve que decidir qué hacer, y aposté por la peluquería. Era lo que me gustaba. Desde chico, cuando estaba en el campo, agarraba a los chicos para arreglarles el pelo con los peines Gillette. Yo ya tenía la tendencia. Pero como después trabajé en el campo, y posteriormente  tuve la suerte de entrar en la fábrica entonces la idea quedó atrás. Hasta que la fábrica decidió cerrar y empecé a preguntarme qué podía hacer. Fue ahí cuando decidí dedicarme a la peluquería, pero no sabía si se me iba a ir bien o no, y ya no era fácil porque tenía esposa e hijos.

Finalmente, me decidí y abrí mi local en Mateo Beres. Gracias a Dios me fue muy bien y después de trabajar  mucho logré un préstamo; compré el negocio en calle Urquiza e instalé este negocio.

Durante sus 32 años de profesión, Eduardo ha pasado por centenares de modas, de productos y de tecnologías de aplicación. Por lo que, hasta hace algunos años, continuaba formándose profesionalmente.  “Tengo muchos atelieres, congresos. He ido a La Plata, Mendoza, Salta, Córdoba capital con el fin de seguir aprendiendo sobre lo que hago, tipos de cortes”, aseguraba el profesional.

El crecimiento diario ha permitido que el comercio no se quede atrás de las olas culturales, es por esto que en uno de sus espejos de peluquero, se puede ver un cartel que dice “Pagá con Mercado de Pago”. Este es sólo un detalle, pero son varias las adaptaciones que se pueden observar. Está de más aclarar que las innovaciones no llegan sólo al ámbito contextual, sino que Eduardo está al tanto -de todos y cada uno- de los nuevos cortes de pelo, no sólo de hombres sino que también de mujeres. “Acá hacemos sombras, degradé, líneas. En damas se hacen cortes cortos, desmechados. Todo  tipo de cortes”, aclara Eduardo con risa de por medio.

Todo el tiempo, Eduardo estuvo apoyado por su familia. Pero el sostén fue mucho más allá y terminó contagiando su vocación a sus tres hijos varones. Fernando, Walter y Rodrigo comenzaron a recibir el mandato de su padre a través de la profesión.

Un legado familiar: hermanos y colegas

El primero en seguir la tradición fue Fernando. Eduardo compartía que cuando su hijo se recibió del secundario tenía la idea de comenzar a trabajar, pero al no conseguir decidió aceptar la propuesta de su padre de convertirse en peluquero. 

“Estudié peluquería en el Instituto San Luis de Francia en Córdoba capital y en agosto de 1994 comencé a trabajar con mi viejo en el local de Mateo Beres y también estuve cuando se mudó al local actual de Urquiza”, empieza relatando Fernando de 45 años de edad. Recién en 2010, tras retornar de Salta, decidió abrir su propio salón. Fueron tres los locales por los que pasó hasta terminar con “Peluquería, barbería y salón de belleza unisex” ubicado en Lucas V. Córdoba esquina Pellegrini. Un lugar que comparte junto a su esposa Carla, su hermano Rodrigo y su cuñada Magui.

Peluquería Unisex de Fernando, el mayor de los hermanos

Una historia parecida es la de Walter, el hermano del medio de 36 años, quien también pasó por otros trabajos antes de dedicarse exclusivamente a la peluquería. Actualmente, tiene su local en la calle Italia 89 en B° Cámara,  el cual comparte con su esposa Anahí, también peluquera.

“Me recibí el 16 de diciembre de 2002 en El Centro del Peinador en Córdoba. Y actualmente tengo mi local junto a mi esposa llamado Wally Anahí Peluquería Unisex”, comparte Walter quien acompañó a su padre en el local de Urquiza. 

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Salón unisex de Walter, el hijo del medio.

Finalmente, Rodrigo -de 31 años- persiguió un camino similar al de Walter ya que también tuvo trabajos anteriores hasta que decidió profesionalizarse. Fue el último en recibirse allá por abril de 2017 y ya en el mes de julio del mismo año decidió unirse a su padre en Urquiza y también a su hermano mayor, en la calle Lucas V. Córdoba.

Rodrigo, el menor de los hermanos.


“Trabajar conmigo les permitió conocer a mis clientes y poder de alguna manera, atraerlos a sus locales”, indica Eduardo. Quien asegura también que les ha compartido sus técnicas de trabajo y sus secretos de peluquería para que continúen con la tradición de un buen servicio.

Eduardo en la lupa

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No pudimos retirarnos del negocio sin antes hacerle a Eduardo algunas preguntas más específicas. Principalmente por su camino recorrido.

¿Se puede decir que es el peluquero de los famosos de la ciudad?

Sí –se ríe-  tengo mucha gente  reconocida de la ciudad. Viene Oreste Berta, vino Walter Saieg, viene el actual intendente Facundo Torres, le corto a Ignacio Zuberbühler. También vino Luis Lima –el famoso tenor-, y Hugo Testa.

¿Qué significa la Peluquería para usted?

Es algo que me gusta mucho. Yo me siento muy bien acá. Arreglando a la gente me siento muy bien, hablar con ellos que por un momento pasan a ser como amigos. Tengo gente de muchos años, tanto señoras como hombres, de 80, 95 años. Pero también chicos jóvenes, a los que yo he pelado de bebés y ahora vienen con 15 años.

¿Cuál es el futuro de la Peluquería?

En este momento, estoy tratando de disfrutar de paseos mientras pueda andar. Y me quedaré acá un año o dos y después me retiraré y dejaré a los chicos. Habrá que ver qué hacen ellos, si quieren estar acá o ver si alguien quiere alquilarlo.

Una huella queda en la ciudad, no sólo comercialmente hablando, sino también estos negocios de tantos años forman parte de las culturas de un pueblo. Eduardo es un apasionado de su trabajo y se le nota ese sentimiento cada vez que habla de su trabajo diario y principalmente, de la formación de sus hijos.



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