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Effeta: difundiendo valores a través de la educación

Fundación Effeta, 18 años de proyectos sociales

La Fundación Effeta lleva 18 años al servicio de la comunidad. Es por esto que decidimos rescatar su historia y proyectos.

Sobre las calles de Villa Oviedo, se esgrime una fundación tal vez un tanto escondida entre las paredes de una escuela. Se trata de Effeta, un proyecto que comenzó con la premisa de ayudar a quienes más lo necesitaban brindándoles algo más que alimentos. Con muchas voluntades unidas y un trabajo constante y sostenido, cuenta ya con una trayectoria de 18 años.

Nos acercamos al Instituto Domingo Padre Viera, donde hablamos con José Luis Buoni –Presidente de la Fundación- y  Pedro García –Fundador y Representante Legal del Instituto-. A continuación, la entrevista.

José Luis Buone,Presidente de la Fundación, Directoria de nivel Primario y Pedro García, uno de los fundadores de Effeta
José Luis Buone,Presidente de la Fundación, Directoria de nivel Primario y Pedro García, uno de los fundadores de Effeta

Una historia de comienzos

La historia comienza con la crisis del 2001, comenzó diciendo García. Quien junto a Pablo Mazzini y Edgardo Molina son los tres fundadores originarios que continúan en la actividad de la organización.

La convocatoria inicial la realizó el cura párroco Andrés Toledo. El referente religioso reunió a un grupo de 14 personas con el fin de palear la situación de los sectores más complicados de ese momento. “Había un préstamo que vino de España bajo el slogan de ‘Argentina nos duele’ que le acercaron a Caritas. Ellos en vez de transformarlo en comida  se imaginaron que podían hacer algo más sustentable. Entonces, nos hicieron un préstamo con el que compramos una máquina para envasar alimentos secos con lo que surtíamos alrededor de 35 comedores de Córdoba y Paravachasca”, relató García acerca del inicio del proyecto.

A través de esta máquina, se hacía el envasado de alimentos y posteriormente, la venta de los productos. En consecuencia y con las ganancias obtenidas, ‘Proyecto Effeta’ le daba de comer a toda una familia que se dedicaba en la parroquia a esta labor.  

El segundo paso: la iniciativa para la educación

Posteriormente, el grupo decidió alquilar un campo para sembrar y vender maíz y soja. “Fue en este momento cuando descubrimos que el problema social básico era de educación. Entonces empezamos a sumar voluntades y a gestionar un espacio para hacer una escuela agro-técnica”, comparte Pedro quien es Ingeniero Agrónomo.

El primer terreno en vista era el campo del Grupo de Artillería 141 en La Quintana, pero tras una negativa de la cúpula del ejército no se pudo concretar. Es por esto que el Intendente de ese momento de la ciudad, Mario Bonfigli ofreció al proyecto el ex Matadero Municipal. A través de un comodato por 99 años, la estructura comenzó a ser refuncionalizada para convertirse en escuela.

Además la municipalidad también les otorgó el campo de la UBA para que pudiera ser arrendado. Pero este terreno fue utilizado como campo de prácticas para la institución.

De un Matadero a una Escuela

De esta manera, la institución educativa sería la segunda acción realizada por la asociación, pero la que se ha transformado en el anclaje característico que te remonta a la palabra Effeta.

El primer aporte económico que recibió el proyecto fue de Aurelio García Elorrio, amigo personal de Pedro. Quien tras cobrar un juicio a Laboratorios Gador, decidió donar a la causa alrededor de 70 mil pesos. Luego, fue directamente la empresa la que entregó otros 30 mil pesos para el reacondicionamiento. Además de la Provincia quien aportó dinero a través de subsidios.

Fue así como comenzó la re conversión de un matadero a una escuela.

Tuvimos que adecuar todo porque no sólo era un matadero sino que también era una edificación que estaba en desuso”, asevera José Luis. “En el 2008 abrimos el colegio, sólo con un curso, y año tras año sumábamos otro nivel más hasta que llegamos al 7mo año”, completó.

Los docentes, los primeros voluntarios de la Fundación

Básicamente, el proyecto original fue concretado pero todo eso llevó mucho trabajo detrás. Un ejemplo fueron las docentes que trabajaron durante los 3 primeros años ad honorem. “En ese momento no estaba el reconocimiento de la provincia para pagar los sueldos y nosotros no teníamos. Así que nosotros sólo aportábamos las cargas provisionales, y las docentes nos donaban el sueldo”.

“Mucha gente apostó por esto. Desde el Laboratorio, que hizo sus aportes a la edificación y refacción, hasta los docentes que donaron su sueldo y su tiempo. Acá todos tienen la camiseta puesta”, dice Pedro orgulloso de la familia que han logrado construir.

En particular, quienes se egresan de la institución lo hacen bajo el título de “Técnico en Siembra de precisión con uso de tecnología satelital”. Una curricula única en Córdoba.

La mayoría de las aulas tienen un nombre específico, el cual remonta a alguna personalidad específica relacionada a la Fundación.

La tecnología de punta como estandarte

La titulación se dio tras un convenio con CONAE“Un día, Carola –nuestra asistente social- fue a pedir computadoras a CONAE. Tras este primer contacto, terminamos hablando con Conrado Varoto, -director del lugar-  donde nos hizo parte del proyecto 2MP (2 millones de pibes). El objetivo de esto era socializar la tecnología espacial en 2 millones de niños”, precisaba García.

Igualmente, una de las condiciones que se puso por parte de la Comisión fue que todo el programa educativo estuviese atravesado por la tecnología satelital. Esto significó que los docentes también debiera capacitarse para aplicar esta variante en las diferentes materias.

“Somos una escuela de referencia de 2MP en Córdoba. Esto definió un tipo de curricula única en Córdoba, que nos permite que otras escuelas vengan a compartir saberes. Estamos abiertos a las escuelas y a la comunidad en general”, detalló Buoni.

Con enfoque en un público específico

Las instalaciones del PAICOR se encuentran en la misma institución

José Luis nos decía que el público objetivo del Instituto Domingo Padre Viera son niños y jóvenes que están en situaciones socioeconómicas complejas en todos los ámbitos de su desarrollo.

Cada comienzo de año, hay un proceso de selección de postulantes. En promedio son 100 los postulados pero finalmente sólo ingresan 35. El filtro se realiza teniendo en cuenta diferentes variables como: condiciones socioeconómicas, rendimiento escolar de la primaria, conducta, niveles de ruralidad y perfil general de los niños. Todo esto se analiza a través de una escala de puntuación.

Como la fundación apunta a familias con bajos recursos, se ha pensado una modalidad de pago de cuotas que permite a todas ellas aportar para la continuidad de sus hijos en el lugar. A través de la comisión de ‘Padrinos’ se realiza la búsqueda de personas que quieran aportar económicamente al proyecto. Es de este fondo en común de donde sale la cobertura de las becas de cada alumno secundario. Hay muy pocas becas al 100% porque creemos que todos deben aportar algo. Y además deben contribuir con algo más que dinero que es el tiempo, el acompañamiento y la participación dentro del ámbito educativo, describe Buoni. 

Los niños y jóvenes: prioridad indiscutible

Niños de Sala de 5 y 1° grado antes de iniciar una clase especial de música

“Los chicos no pueden pagar una maestra particular. Entonces, el colegio tiene una agenda en la que se ofrece a los chicos que están flojos en alguna materia una clase de apoyo con algún profesor que no necesariamente es del colegio. Este es un voluntario”, puntualiza José Luis. En la Fundación Effeta, los niños y jóvenes tienen la posibilidad de estudiar, de recibir apoyo extra si es necesario, y también se cuenta con el programa PAICOR para que puedan alimentarse en el colegio.

Una de las condiciones que tiene la institución es que ningún alumno puede repetir de año. Si bien existen casos especiales, en general esta es una restricción.

 A través de un comité de docentes, directivos y un miembro de la Fundación, se  analizan los casos desde el mes de mayo. Effeta realiza un seguimiento puntual a cada uno de los chicos. “La única forma de seguir al niño y a la familia es cuando se trata de un grupo chico. Sino los niños terminan siendo un número”, sostuvo Pedro.

Mucho más que una institución: ¿Cómo funciona EFFETA?

El proyecto persigue tres valores esenciales: la educación, el servicio social y el trabajo. En base a eso se encamina la educación y se realizan todas las acciones solidarias. Dentro de este proyecto se realizan las siguientes actividades.

Escuela de educación formal: Instituto Padre Domingo Viera

El proyecto empezó con el colegio agro-técnico Padre Domingo Viera y hoy tiene los tres niveles: inicial 4 y 5 años , primario con 1° y 2° grado –con el proyecto de sumar 3° en 2020- y el secundario Agro técnico de 1° a 7° año.

El primario y el nivel inicial funcionan en la ex Escuela Presidente Hirigoyen de Villa Oviedo, que la municipalidad dio en comodato y se está refuncionalizando para completar el primario. Esta es la línea más visible.

Uno de los cursos del colegio Padre Domingo Viera, el cual tiene una disposición hexagonal con tres proyectores para exposiciones.

“De los talleres a la vida”

Dentro de esta área se agrupan las capacitaciones de educación no formal como taller de huerta, plomería, etc. Enfocado en un público más general interesado en la formación de estas temáticas.

 Effeta: Casa Abierta de Alta Gracia.

En esta área se acumulan todas las actividades solidarias que se realizan.

“Hace unos años, a través de un convenio con la provincia, fuimos designados Casa Abierta en Alta Gracia. Un programa que tiene como objetivo relevar situaciones de vulnerabilidad y problemáticas sociales; y articular con el estado las soluciones”, asegura Buoni. Quien no deja de nombrar el trabajo que realizan las asistentes sociales de la Fundación Effeta y destaca el trabajo de la Coordinadora General, Carola Stogart.

Otra acción social se realiza con CARITAS y La Gruta que brindan periódicamente alimentos para que la Fundación Effeta redistribuya en comederos y en merenderos de Alta Gracia. Con ello, también se  arman bolsones de alimento para  asistir a 25 familias que están en condiciones muy especiales. Este bolsón de comida se da a cambio de que las familias asistan a un taller mensual de diferentes temáticas. “Se ha armado una comunidad linda. Cada vez que uno consigue trabajo, le deja lugar a otro. Entienden de solidaridad y que no es una cuestión de acaparar”, destaca Pedro.

 “Del campo a la vida

La cuarta línea es «Del campo a la vida», la cual representa todas las producciones que se hacen en el campo que algunas son hechas institucionalmente, como el campo de CONAE; y otras son hechas en el campo escuela como microemprendimientos.

Lo que producen pedagógicamente los alumnos como dulces y escabeches, se ponen a la venta pero no responde a una cadena de producción sino a una actividad practica puntual.

Dentro del campo hay emprendimientos, hoy tenemos uno de pollos que lo hace un egresado del colegio donde producen pollos parrilleros que después los faenan y se venden. Además  producimos maíz pisingallo y de la venta del producto los chicos se quedan con la mitad del importe, y la otra mitad es para los gastos de la siembra. Su dinero se les acredita para los viajes, para la cuota o en casos de extrema necesidad, pueden disponer de él.

La ayuda de terceros, parte fundamental del sostenimiento.

Voluntariado, padrinazgos, trabajos en red y la articulación de públicos y privados, son la fuente de la Fundación. En todo el proyecto trabajan 75 voluntarios integrados en diferentes comisiones.

¿Cómo se sostiene esto? Con el aporte de padrinos y  a través de eventos. Un Té Solidario y una Peña, son los eventos más grandes de la Fundación Effeta.

Además participan en ferias de ropa y en diferentes acciones con padres como polladas o ventas de empanada. Estos aportes van al proyecto. Además de la actividad agropecuaria fuera del campo escuela a través de la explotación de los campos de CONAE.

Hay 75 voluntarios distribuidos en toda la Fundación, que se reparten en diferentes comisiones de trabajo. Por ejemplo, hay docentes jubilados o no jubilados  que donan 2 o 3 horas por semana a dar apoyo escolar a los chicos que lo necesitan.

“Acá el docente realiza muchas actividades voluntarias; como también lo hacen los padres. Hay una retroalimentación constante”, aseguran ambos entrevistados.

Padrinos en la educación y también, en la vida

Se ha adoptado, casi desde el inicio, la modalidad de padrinazgo. Se trata de un sistema que pueda comprometer a empresas, particulares y/o Instituciones que asuman la responsabilidad de apadrinar a la Fundación o a jóvenes durante su escolaridad secundaria.

Hay una comisión especial que se encara de buscar padrinos y ser quienes administran los aportes. Además de organizar los contactos y encuentros entre padrino-ahijado. El importe actual es de 1000 pesos, y es de este fondo de donde sale el aporte de las becas. “Acá cada chico tiene su padrino, no importa que condición socioeconómica tenga. Hay un vínculo que los padrinos pueden no querer tenerlo pero el chico sabe que hay alguien que colabora con el proyecto y su estudio”, agrega José Luis.

De historias de afecto y entrega

Miles son las historias que se enmarcan en esta modalidad, ya que se trata de una idea que involucra mucho más que dinero. Ambos entrevistados eligieron compartirnos la siguiente:

 “Una chica de la primera promoción, que andaba media a los tumbos se queda de año y se va de la institución. Ella entra a la escuela de Policía, se recibe de suboficial y con primer sueldo, viene y dice ‘Quiero ser madrina’”.

relataron.

En la institución todos tienen un padrino. Y cada fin de año, ahijados y padrinos se escriben cartas como parte de una retribución anual.

Los 18 años le significaron a la Fundación Effeta un crecimiento exponencial casi comparativo con una empresa privada. Las fuerzas conjuntas, los valores irrevocables y la necesidad de hacer el bien son los motores que impulsan a la organización a seguir creciendo. “Este es un proyecto que el desafío es la sustentabilidad institucional y económica. En 18 años, hemos crecido increíblemente”, finalizó Pedro García

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