AG Noticias
Sin categoría

El árbitro que va al Mundial de Rusia y trabaja de basurero

El panameño Gabriel Victoria será uno de los 63 asistentes FIFA. Como árbitro en su país gana 100 dólares y lleva 25 años juntando la basura de las calles. Es toda una historia de vida, sin duda alguna.

Los sueños suelen convertirse en realidad si se los desea tanto como para ir tras ellos. Panamá sufrió en la etapa clasificatoria, pero en el hexagonal final eliminó nada menos que a Estados Unidos. Aseguró su boleto y hará historia en Rusia, su primera participación en una Copa del Mundo. También la será para uno de sus árbitros, Gabriel Victoria, quien fue seleccionado por la FIFA como uno de los 63 asistentes.

Victoria cumplirá ese deseo de compartir la cita mundialista con las máximas estrellas del fútbol, el mejor cierre para su larga trayectoria deportiva. Padre de tres hijos y abuelo de dos nietos, es el proveedor del sustento familiar. Tomó la decisión de ser árbitro hace veinte años cuando se dio cuenta que podía liderar grupos. Su sueldo como juez de línea solo le representa un ingreso mínimo de 100 dólares. Para equilibrar su economía, cada madrugada se calza otra camiseta muy distinta: la del color verde de la «Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario» para recoger la basura de las calles de la ciudad capital.

La liga panameña es semiprofesional y los árbitros no están bien remunerados. No tienen un sueldo fijo y solo cobran por partido, generalmente cuatro al mes. Para mejorar sus ingresos, muchos de ellos desempeñan labores en otras áreas. Su elección desde 1993 fue la de recolector de basura. «No son tareas compatibles y, al principio, era difícil, pero uno se acostumbra. Al cabo, terminó siendo un trabajo armónico. Todos los días me levanto a las 3 y dos horas después cumplo el recorrido en las calles corriendo detrás de los camiones recolectores hasta el mediodía. No hay nada de estrés. Por la tarde, ya me enfoco en los entrenamientos para estar en la mejor condición física», comentó en una entrevista a Telemetro Reporta.

Tiene 45 años y su inserción en el arbitraje fue fortuita. Todo comenzó cuando fue expulsado en un partido y un amigo que era árbitro le insinuó si, por gusto y como una prueba, aceptaría cumplir ese rol. Lo evaluó, tomó la decisión y se anotó en una escuela arbitral. En 2008 ya había sido nominado en el panel de la FIFA.

Su buen desempeño lo llevó a participar en otros grandes eventos internacionales. Fue asistente en el Mundial juvenil Sub 20 de Nueva Zelanda en 2015, la Copa Centenario 2016 en Estados Unidos y el Mundial juvenil Sub 17 en India el año pasado. Además, fue parte de los colegiados que estuvieron en la Copa de Oro y las Eliminatorias de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf).

En esta ocasión, lo acompañará el árbitro John Francis Pittí Hernández, un profesor de educación física de 39 años que trabaja en un colegio situado en la comarca Ngabe Buglé, en en la provincia de Chiriquí.

La elección de ambos se basó en sus rendimientos durante las fases clasificatorias. «Fueron monitoreados durante los últimos 42 meses, con especial atención en los partidos que actuaron a nivel local e internacional, y a su participación en los distintos seminarios que realizó la FIFA», destacó en un informe la Federación Panameña de Fútbol (Fepafut).

La historia de Victoria causó impacto en Panamá y en las últimas semanas recibió el apoyo de diversas empresas patrocinantes del seleccionado. Le regalaron zapatillas, camisetas, maletas y hasta cheques en dólares, para que no tenga dificultades en su viaje y durante su estadía en Rusia.

Se siente reconfortado por esta repercusión y aspira a cumplir cabalmente con su tarea, pero tiene en claro qué pasará después de este año inolvidable. «Me retiraré en 2019. Quiero dedicarle mayor tiempo a la familia, pero seguiré ligado al arbitraje como instructor», aseguró.

Fuente: Diario Clarín – Walter Daniel Raiño

nakasone