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Editorial

El clásico fútbol argentino: lo que nos dejó la fallida final de Boca-River

Aquello que iba a ser una «final histórica» y una «oportunidad para demostrar madurez y que estamos cambiando» -en palabras del Presidente- fue nada más y nada menos que la repetición de una película que ya hemos visto en el fútbol argentino.

La final de la Copa Libertadores se postergó para hoy -domingo- a las 17 horas, debido a la escalada de incidentes ocurridos en las afueras del estadio «Monumental», que provocaron lesiones en al menos dos jugadores de Boca.

Nos alejamos de los sentimentalismos y te contamos qué dejaron estos incidentes:

Clausura administrativa del estadio Antonio Liberti

Si bien no corre peligro la final, Ricardo Pedace -director ejecutivo de la Agencia Gubernamental de Control- afirmó que River deberá pagar una multa  por «exceso de la capacidad y de la liberación de los pasillos».

«La clausura del Monumental se puede levantar, si las autoridades de River piden el levantamiento, se hacen cargo de las infracciones y toman medidas de seguridad para no repetirlas», explicó el funcionario a la prensa.

Desde el club, Roberto D’Onofrio afirmó que no hay razones para clausurar y reveló una charla al respecto con el mandatario de Boca: «Le dije a Angelici: vos tenés allegados en la Ciudad de Buenos Aires que yo no tengo en la Justicia. Te pido que mañana a las 5:00 no haya nada raro que permita que no se juegue. Me dejó tranquilo. No sea cosa que se les ocurra clausurarnos».

Hinchas detenidos

Un total de 30 personas fueron acusadas de los delitos de «atentado y resistencia a la autoridad» y «daños agravados a la propiedad pública».

A los 16 detenidos durante las primeras horas de la tarde, luego de que unos hinchas de River atacaran a pedradas y botellazos al ómnibus en el que llegaba la delegación de Boca, se sumaron 14 aprehendidos después de otra oleada de disturbios minutos antes de que se anunciara la postergación del encuentro.

La causa quedó a cargo de la fiscal Adriana Bellavigna, de la Fiscalía en lo Penal Contravencional y de Faltas N° 6, quien también se encarga de la agresión al colectivo. Con respecto a esto, fuentes judiciales indicaron que la instructora tomó la determinación de comenzar la investigación luego de ver por televisión los incidentes, ya que la Policía no había notificado hasta el momento sobre la situación.

Las declaraciones de los dirigentes

El presidente de Boca, reconoció que los jugadores del xeneize  no se encontraban en condiciones físicas para jugar la revancha de la final de la Copa Libertadores, tras las agresiones. Además se mostró dolido por los hechos ocurridos:

Es un día triste, porque son unos pocos inadaptados que hay en los clubes que cometieron este ilícito de tirar gases dentro del micro. No estábamos en condiciones físicas de jugar este partido, que es el esfuerzo de todo un año. Ese fue el planteo de Boca

Mientras que el presidente de River, también se refirió a los ataques y apuntó a los operativos de seguridad:

Es lamentable lo que pasó porque iba a ser una fiesta divina como estaba programada», indicó y luego manifestó: «Es increíble que la custodia que tenía que haber tenido el ómnibus de Boca no la tuvo como tenía que ser y que por cinco o diez inadaptados nos privamos el mundo de ver un River-Boca hoy.

Además aclaró que postergar el día fue una decisión de ambos dirigentes ya que el partido debe jugarse de «igual a igual».

Y finalmente, dejó al descubierto un deficiente operativo de seguridad

Días atrás, se anunciaba que el megaoperativo incluiría tres anillos de cacheo y una promesa de intensos controles para ingresar al estadio. Pero lo cierto fue que los 2.200 efectivos de seguridad, entre ellos 1300 agentes policiales y 900 privados, no fueron suficientes para soportar las falencias operativas que planteaba el Ejecutivo.

El secretario de Seguridad de Buenos Aires, Marcelo D’Alessandro, reconoció que hubo «fallas» en el operativo de custodia. Además, vinculó estos hechos con el allanamiento realizado en la casa de un líder barrabrava de River, donde se secuestraron 300 entradas y 7 millones de pesos.

Aunque el operativo de seguridad estuvo dirigido por el gobierno de Buenos Aires, por sus dimensiones  pidieron colaboración a las fuerzas federales que aportaron efectivos de Gendarmería y Prefectura, que responden a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien días antes expresaba  «Vamos a tener el G-20, así que lo de Boca y River parece algo bastante menor al lado de tener 20 presidentes, 8 organismos internacionales y todo lo que eso implica en seguridad».

Por el momento, la ministra no salió a dar explicaciones al respecto.

 

Y principalmente, lo que nos queda como argentinos es una final manchada, manchada de violencia, de falsas pasiones, de falencias operativas, de irresponsabilidades; donde el juego no fue el protagonista y ya poco importa quién gane la Copa Libertadores, porque como ya muchos dijeron «esta final la perdimos todos». 

M.B.A

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