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El fútbol le dice adiós -y gracias- a Rodolfo Talamonti

A los 87 años, falleció Rodolfo Talamonti

Por Juan Carlos Gamero

 

Rodolfo fue un tipo simple, de aquellos que supieron cultivar la amistad como pocos.

Rodolfo Talamonti anduvo por el fútbol como quien camina por su casa. Su hogar fue una cancha, su refugio -cuando usaba los cortos- el arco y el área chica. Su mundo fue River. El de acá y el de allá.

Porque como él siempre decía «Yo soy Rodolfo. Con R de River y de radical», supo decir en una nota que este periodista le realizó para Alta Gracia Deportiva hace unos años. Así de adentro llevaba los colores rojo y blanco del millonario y del partido centenario.

A los 87 años, falleció Rodolfo Talamonti
Rodolfo Talamonti junto a Angel Amadeo Labruna. Dupla de grandes amigos… y de grandes logros.

Ayudante de Campo y fundamentalmente amigo del «Feo» Labruna, forma parte de la historia grande de Talleres y de River Plate. En el club cordobés, junto con Don Angel le dieron forma al mejor Talleres de todos los tiempos. En el club de Núñez, fueron los artífices del renacer luego de 18 años de frustraciones.

El fútbol lo llevó a dirigir y a trabajar en distintos lugares, sin embargo, Alta Gracia fue su lugar en el mundo. Desde joven cuando defendió el arco del glorioso y perfumado River Plate de nuestra ciudad, hasta sus últimos días, cuando elegía compartir charlas con amigos en Restaurante Los Extremeños.

Rofolfo se fue convirtiendo con el paso de los años en parte de la escenografía ciudadana. Con alma de tanguero, pucho en la boca y una anécdota siempre a flor de labios era el compañero de mesa ideal para pasar un rato aprendiendo algo de fútbol. O de la vida, que es más o menos lo mismo.

A los 87 años, falleció Rodolfo Talamonti
En su tiempo de futbolista. Defendiendo el arco de River de barrio Gallego. En la foto junto a Quique Fraga y a Chiquito Jaime. (foto Quique Fraga)

Se fue Rodolfo Talamonti. Tenía 87 años muy vividos. Muy trajinados. Su recuerdo quedará presente por siempre entre todos quienes lo conocimos y lo tratamos.

Que en paz descanses, amigo. Nos quedamos tranquilos, sabemos que el arco del cielo estará bien custodiado.

 

 

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