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Inodoro Fontanarrosa

Por Luis Eliseo Altamira

Inodoro Pereyra es un gaucho que vive con su mujer, Eulogia, y su perro, Mendieta, en un rancho de la pampa húmeda contemporánea a la de Martín Fierro. “Pereyra por parte de mi santa mama… Inodoro por mi tata, quera sanitario…”, según sus palabras. Conciente de ser un personaje de ficción (“¡Somos tuitos de la misma promoción: don Segundo Sombra, Santos Vega, Hormiga Negra! Egresáus del I.N.T.A.”), Inodoro barrunta la posibilidad de estar emparentado con el más célebre de los personajes de su género, el mismo Martín Fierro: “Mi tata siempre decía que se había echáu un Fierro por algún láu”..

Nuestro héroe es un gaucho pobre, poco afecto al trabajo (“Vago no soy”, dice; “Quizá algo tímido para el esfuerzo”) y, como todas las personas poco afectas al trabajo, reflexivo. Pacífico y libertario, puede llegar a ser valiente hasta la temeridad, pero en general es de los que “optan por la vida”…

Su mujer, Eulogia, a quién Inodoro roba en un baile de carnaval (como en la canción), era, en los comienzos, linda. Después se va poniendo gorda y fea, posesiva y celosa de nuestro héroe, a quien empieza a intimidar de modo recurrente y feroz. “Volveré, volveré, me espera la noche vestida de azul”, canta Inodoro en “El Escorpión Resolana”, mientras se dispone a salir del rancho. Eulogia lo interrumpe, advirtiéndole: “¡Más vale que vuelva temprano porque si no le via curtir el cuero a guascazos!”.

Mendieta, el mejor amigo de Inodoro, es un perro parlante que antes era lobizón. “Memperraba los martes de luna llena”, cuenta Mendieta. “Al alba me golvía de nuevo crestiano donoso. Hasta aqueya noche del eclipse”. Dice de él, Inodoro: “Es un perro que no ejerce. No le pida usté que le yeve una majada o que le yeve un arreo. Pero naides como él pa llevarle una conversación. Habla poco. Pero eso sí: cada palabra una sentencia”. Y para muestra, basta un botón: en el episodio “Doña Consuelo”, Inodoro le comenta a Mendieta que la llegada de la primavera le hace pensar en el ciclo natural del nacimiento, la reproducción y la muerte. “Pa lo primero y lo último a uno no le prieguntan”, acota el perrito. “Y pa lo segundo, a uno no le contestan”.

Compañero de Inodoro en la reflexión o el silencio con que ambos afrontan el transcurrir (“Me da vergüenza ofrecerle a Dios un espetáculo tan poco ameno, Mendieta! -dice Inodoro-. ¡Dos personajes sentados! ¡Horas y horas en silencio! ¡Lo nuestro ya parece tiatro experimental!”), Mendieta es también su moderador. “Nego-ciemos, don Inodoro” es la muletilla que invariablemente emplea para llamarlo a la reflexión ante la inminencia de un conflicto o enfrentamiento (“Hasta la Victoria a Veces”, supo decir por allí).

El ámbito de la tira es, como ya hemos dicho, la pampa húmeda contemporánea a la de Martín Fierro. Pero ya desde “Cuando se dice Adiós”, el segundo episodio, el narrador transgrede los límites témporo espaciales de la historieta al comenzar el relato con un fragmento del tango Anclao en París: “Tirao por la vida de herrante bohemio, Inodoro Pereyra, el renegáu, dentró a la pulpería”. En el episodio “Encuentro con Kung Fu”, Inodoro apela a la jerga folklórica festivalera de moda en la década del ´70 (a la que también y de manera recurrente apela el narrador) para evocar a Mendieta, a quién ha perdido: “Ladrido mineral, morro humectante, cola florecida en sonrisas, amanecida piel que alberga maternal y sabia la corrompida agilidad de la inefable pulga o la voracidad tozuda de la garrapata”.

Las transgresiones témporo espaciales se suceden a lo largo de toda la saga. Inodoro tiene botas de potro de charol, facón de salir y su rancho es de adobe visto. Los indios pampas emplean flechas teleguiadas, hacen malones aniversario y son hinchas de Rosario Central. Personajes tanto del pasado como del futuro del tiempo en el que transcurre la historieta dan con Inodoro en esa pampa “inconmensurable, abierta a toda hora”. Empezando por Eulogia (Eulogia Tapia), una mujer que actualmente vive en La Poma, provincia de Salta, y en quien se inspiraran Manuel Castilla y el Cuchi Leguizamón para componer La Pomeña. Y siguiendo por Darwin, Facundo Quiroga y Jorge Luis Borges, pero también por el Quijote y Sancho Panza, el Zorro y Papá Noel, Antonio Das Mortes y Kung Fu.

Fontanarrosa aprovecha la ignorancia de Inodoro (y el desconocimiento lógico (ya que un gaucho de la pampa decimonónica no puede tener las referencias que le permitan identificar a ET con el personaje de la película y no con una tortuga)) para desarrollar los diálogos más desopilantes. En “Encuentro con Yon Darwin” el paleontólogo le pregunta a Inodoro:

– ¿No haber sentido usted de un gliptodonte por acá?

– ¿Si sentí un grito dónde?

– Nou, nou, digo si no ver un gliptodonte.

– He galopiau leguas y no vide nada de eso.

– Oh nou, nou. Usted no poder verlo. Gliptodonte estar bajo tierra.

– Ajajá… hai de ser una especie de vizcacha. Deje que le enyene la cueva de agua y sale como tejo.

– El gliptodonte hacer cientos y cientos de años que estar enterrado.

– Entonces amigazo hágale caso a este gaucho… No lo busque más… Ese animal está muerto.

 

 

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