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Editorial

No todo es lo mismo

No todo es lo mismo

Por Horacio Ortiz. Periodista

Si usted llega a la noticia verdadera, su decisión será cercana a la acertada.

Los argentinos vemos casi a diario la virulenta batalla que se lleva a cabo en el ámbito de defender posturas en muchos casos intransigentes y extremistas. La famosa “grieta” que divide a la sociedad en bandos para nada ha aminorado y hasta si se quiere SE ha profundizado porque ya no se circunscribe solamente una cuestión de identidad sectorial sino que se ha potenciado al dividir a una comunidad involucrando sus génesis de formación como sociedad.

La llegada inevitable de las campañas políticas pone en el tapete a las falsas noticias y claro está a la siempre presente oportunidad (¿?) de ser parte desde lo comunicacional y he aquí un momento histórico donde todos como ciudadanos deberíamos tomar recaudos para estar al tanto y no caer en manipulaciones o en el peor de los casos ser una víctima de ello.

Es un momento donde debería cada lector, televidente y/u oyente prestar atención especial quizás a la trayectoria profesional comprobable dentro de su ámbito para desterrar las falsas noticias que engañan y manipulan a la opinión pública como así también a quienes pretenden hacer de nuestra profesión un mero intercambio de favores económicos o de poder.

Según el Estatuto del Periodista instaurado en Argentina por la Ley 12.908 y modificado por la Ley 15.532 que modifica el artículo 2 «Se consideran periodistas profesionales, a los fines de la presente ley, las personas que realicen en forma regular, mediante retribución pecuniaria, las tareas que les son propias en publicaciones diarias, o periódicas y agencias noticiosas. Tales el director, codirector, subdirector, jefe de redacción, secretario general, secretario de redacción, prosecretario de redacción, jefe de noticias, editorialista, corresponsal, redactor, cronista, reportero, dibujante, traductor, corrector de pruebas, reportero gráfico, archivero y colaborador permanente. Se incluyen las empresas radiotelefónicas, cinematográficas o de televisión que propalen, exhiban o televisen informativos o noticias de carácter periodístico, y únicamente con respecto al personal ocupado en estas tareas».

Añade esta norma en el mismo artículo que “se entiende por colaborador permanente aquel que trabaja a destajo en diarios, periódicos, revistas, semanarios, anuarios y agencias noticiosas, por medio de artículos o notas, con firma o sin ella, retribuidos pecuniariamente por unidad o al centímetro, cuando alcance un mínimo de veinticuatro colaboraciones anuales” siendo muy clara la normativa al decir que “quedan excluidos de esta ley los agentes o corredores de publicidad y los colaboradores accidentales o extraños a la profesión” y si faltaba más claridad los legisladores de aquella época ya incluían en esta ley que “no se consideran periodistas profesionales los que intervengan en la redacción de diarios, periódicos o revistas con fines de propaganda ideológica, política o gremial, sin percibir sueldos.»

Ahora bien ¿Quién lo acerca a saber que lo que usted consume como noticia es lo más cercano a la realidad?, justamente la presencia de periodistas que acrediten poder ser catalogados como tales de acuerdo a lo que dice la Ley. Hay que decir  que esto no es garantía absoluta porque una noticia no es otra cosa que un acontecimiento informativo que los periodistas consideran que debe ser contada y en la construcción del objeto “noticia”, necesariamente estarán siendo parte de la misma la impronta que pueda darle  o tener cada uno de los colegas que la realicen.

Dicho esto es bueno que todos hagamos el ejercicio de saber de quién o por medio de qué me estoy informando y hay algunas señales que usted como consumidor podría tener en cuenta. Lo ideal sería el chequear cada una de las noticias a las que accedemos, pero el sistema de vida acelerado que todos tenemos hace que ello solo esté casi circunscripto a la obligación por parte de quienes abrazamos la profesión del periodismo.

Entonces ¿qué hacer o cómo elegir?, simple, cuando accede a una noticia vea quien la escribe, si tiene nombre y apellido, quien es, y sobre todo si el medio o el periodista es reconocido como tal y puede de alguna manera demostrar que está comprendido dentro de lo que la Ley contempla como periodistas sino, estimado amigo, estará simplemente frente a un impostor.

También esta carta es para los anunciantes tanto privados y sobre todos los organismos públicos que “caen” ante el encanto de destinar grande sumas de dinero de las arcas del Estado para solventar estos “emprendimientos” (por buscarle una palabra elegante) que necesariamente por el poco rigor profesional y sostenidos en la mayoría de los casos a través de una plataforma como una red social, todos sabemos que más temprano que tarde caerán por su propio peso pero mientras tanto causaron un daño irreparable a la profesión y más grave aún a la ciudadanía.

Hoy las nuevas plataformas digitales como los sitios web ofrecen un medio fantástico para informarse porque lo podemos hacer en cualquier momento y desde nuestro propio teléfono móvil y hasta podemos interactuar a través de las redes sociales de este medio como es el caso puntual de AG Noticias o tanto otro que utilizados en forma seria y responsable siempre contribuirán al crecimiento ciudadano.

Pero depende de cada uno protegerlos para que esta herramienta sea para construir y no destruir.

 

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