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Editorial

Querido Paco

Querido Paco

Los titulares fríos de los diarios dan cuenta del fallecimiento de Paco Cabasés. Que tenía 102 años y que fue (es) un símbolo de la historia de Talleres.

Pero una noticia de este tenor nunca podrá ser fría, cuando habla de alguien que llevó la pasión en su sangre; que abrazó al club de sus amores contra viento y marea y que supo ser hincha en las peores circunstancias apretando los dientes, y disfrutando a pleno cuando volvía a salir el sol albiazul.

Ahí está Paco, el querido Paco. Con su camisa blanca, su corbata de cinta azul y su bastón. Si hubiera sido un escritor, hubieran sido su firma.

Todavía lo veo en una cancha (ésta, cualquiera) revoleando de alegría aquel bastón festejando un gol. O esgrimiéndolo casi amenazante ante los violentos para frenar una bronca. Porque Paco, Paquito, el querido Paco con su sola presencia hacía que los insultos se convirtieran en aliento de una tribuna caliente.

Paco Cabasés tenía casi la misma edad que Talleres, el club que lo cobijó y que se convirtió en su casa. En la institución hizo de todo. Jugador, canchero, intendente de estadio, hombre de consulta, trajo jugadores, recibió técnicos, atendió a la prensa… Talleres no será lo mismo sin él.

Paco, el querido Paco fue un hincha en toda la acepción de la palabra. Si vale de ejemplo, una anécdota: festejos de los cien años de Belgrano. En mitad de la cena, todo el enorme salón se puso de pie para ovacionarlo cuando Paco ingresó con un regalo para el Pirata en tan importante momento. Así de querido fue siempre Paco. Un tipo que entendió que el fútbol es el deporte más maravilloso del mundo, que hay que vivirlo con pasión… pero que esa misma pasión debe cultivar amistades.

«Vos que sos de Belgrano, Totó… sabés que nosotros podemos ser adversarios en la cancha pero nunca enemigos en la vida», supo decirme Paco en alguno de reportajes a Radio Sucesos.

Así sentía Paco. El querido Paco. Dicen que ayer nos dejó. Mentira. La buena gente nunca muere. Hasta la cancha siempre, querido amigo.

nakasone