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Crónicas al Voleo

Suena música en la granja del Ruso Yasgur

Por Germán Tinti (especial para Crónicas al Voleo)

Pasados siete minutos de las cinco de la tarde del viernes 15 de agosto de 1969, la venerable figura de Ritchie Heavens se recortó sobre el rudimentario escenario construido en una granja ubicada junto a un camino rural a unos 150 km de Nueva York. Con los primeros versos de Minstrel From Gault comenzaba oficialmente el Festival de Woodstock.

Primer desengaño: El Festival de Woodstock no se hizo en Woodstock. La idea inicial era hacerlo en ese pueblo del Condado de Ulster, en el Estado de Nueva York. Pero los pobladores se opusieron terminantemente. Por ese motivo Michael Lang, Artie Kornfeld y Joel Rosenman, los organizadores, decidieron alquilar la granja de Max Yasgur, ubicada en Bethel, condado de Sullivan. Yasgur, hijo de inmigrantes rusos, cobró 75.000 dólares por arrendar su campo sembrado con alfalfa.

Max Yasgur y su esposa, dueños del lugar donde se realizó el festival.
1.969 venía agitado

El mundo era una coctelera agitada constantemente por hechos que marcarían la historia del planeta en las siguientes décadas. La guerra de Vietnam era una realidad apremiante y global, pero los conflictos brotaban en todo el planeta. Irlanda vivía su propia guerra civil, los tanques soviéticos aplastaban los brotes de la Primavera de Praga, Biafra era sacudida por la hambruna. Arafat asumía como Presidente de la OLP y Golda Meir se consagraba Primera Ministra de Israel. No conforme con su participación en Vietnam, Estados Unidos comenzaba a bombardear Camboya. En España, Francisco Franco designaba a Juan Carlos Primero como su sucesor. En Hollywood Charles Manson y otros integrantes de la secta “La Familia” ingresaban en la mansión de Roman Polansky y asesinaban a su esposa, Sharon Tate, y a otras cuatro personas que se encontraban en el lugar.

Los finales de los años 60 fueron convulsionados en todo el mundo.

Tanto agite tenía su reflejo en diversos modos de protesta implementados fundamentalmente por los sectores juveniles. El Mayo Francés había dejado semilla. Las manifestaciones contrarias a la guerra de Vietnam eran casi diarias, Muchos jóvenes convocados a luchar en el lejano oriente quemaban las cédulas, siguiendo el desafiante gesto de Muhammad Ali de tres años atrás. Los movimientos de defensa de los derechos civiles y de las minorías brotaban en toda la geografía norteamericana.

Por caso, el 28 de junio la policía de Nueva York llevó adelante una razzia en el Stonewall Inn, un bar del Greenwich Village frecuentado por la comunidad gay, lo que generó una larga serie de manifestaciones espontáneas y violentas contra la homofobia que aún hoy se recuerdan en todo el mundo con las marchas del orgullo LGTB. En Massachusetts, 300 estudiantes tomaron la Universidad de Harvard en protesta contra la guerra de Vietnam y la represión policial dejó 45 heridos y 184 detenidos. El movimiento Hippie se convirtió en un medio para canalizar muchas de estas protestas y muestras de inconformismo que se derramaban por todo el mundo. Argentina ya había hecho su aporte con el Rosariazo primero y el Cordobazo poco después.

Más de medio millón de personas dijeron presentes en Woodstock 69-

En este contexto, y más allá de las expectativas de los organizadores, que esperaban una concurrencia de 60 mil personas, el Festival de Música y Arte de Woodstock (que no se hizo en Woodstock) se convirtió, según las palabras del Periodista Jaime Flórez Mesa, en “una demostración de vitalidad, pacifismo y capacidad de congregación, de hacerle oír al mundo canciones, palabras y gestos de fraternidad y libertad a cambio del ruido de ráfagas y bombardeos en Vietnam y otros lugares del mundo.”

Bethel tiene menos de cinco mil habitantes. El 15 de agosto de 1969 llegaron más de medio millón de personas y algo así como 200 mil no pudieron arribar por el colapso de tránsito. Resulta casi impensable en estos tiempos que esa enorme cantidad de gente convivan durante 3 días lluviosos, en un predio casi sin ningún tipo de servicio, con un muy amplio consumo de variadas drogas, sin reglas y sin ley; y que no se haya producido ningún desborde violento.

Tres personas fallecieron (una por sobredosis de heroína, otra por una apendicitis y la tercera aplastada por un tractor mientras dormía), se produjeron dos nacimientos y los organizadores tardaron diez años en recuperar la inversión. Como quedó dicho, el primer artista en el escenario fue Ritchie Heavens. Cuenta la leyenda que subió porque era el único que en ese momento estaba en condiciones de actuar. El consumo de LSD y marihuana era realmente masivo.

El programa era claro: enormes artistas y la cultura hippie a full. La promesa: 3 días de paz y música.

Hoy, a casi medio siglo de su realización, es indudable que el festival tuvo sus notables influencias en lo que vendría, tanto en lo artístico como en el show bussiness. “Woodstock cambió la industria de la música –se escribió alguna vez– por primera vez se pudo ver el poder que tenían los artistas para atraer no solo a muchedumbres, sino muchedumbres con plata». Saquen del medio, hippies.

Pero no todos son tan optimistas en cuanto al legado de Woodstock. El profesor de Periodismo de la Universidad Quinnipiac, Rich Hanley, dice que el festival marcó en realidad el fin –y no el principio– de la revolución de los 60 y la contracultura: «En 1971, ya todo había terminado. Las protestas cesaron. La generación Woodstock salió a buscar trabajo y el trabajo puso fin a la diversión. Los hippies ahora se convirtieron en republicanos, perdieron el pelo y cambiaron el consumo de LSD por el de Viagra».

En ese mismo sentido se expresaba Abbie Hoffman, el escritor, periodista y activista hippie que lideró la inserción del movimiento en el mundo político: “Los años ’60 han terminado, la droga nunca será tan barata, el sexo nunca será tan libre, y el rock and roll nunca tan bueno”.

Pucha, capaz que un poco de razón tiene.

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