Hay veces que la realidad supera cualquier ficción, y en muchos casos echa por tierra ilusiones, anuncios fastuosos y promesas declamadas.
Desde hace ya un tiempo largo se venía hablando desde ámbitos oficiales del municipio, de la posibilidad de hacer en la casona de Villa Chichita, un museo interactivo del Che Guevara. La propiedad fue la primera donde vivió Ernestito en sus años en nuestra ciudad, la ubicación era óptima y ediliciamente, la casona era perfecta. Hasta acá, todo cerraba que era un amor.
Se dijo que ya estaba proyectado dicho museo, se anunció con bombos y platillos que una vez que se solucionara un problema que tenía que ver con una familia okupa que se había instalado en la casona, todo estaba convenido con el dueño de la propiedad… se dijeron muchas cosas.
Pero como dijo alguien que suelen citar seguido: «la única verdad es la realidad», y hoy Villa Chichita, sin okupas (fueron trasladados a un terreno que por ordenanza la municipalidad dispuso para familias en situación de calle), está en venta.
¿Qué pasó en el camino entre aquellos anuncios y este cartel de una inmobiliaria? ¿Será que aquellos fueron solamente anuncios apresurados y que solo buscaron ser efectistas en algún momento político determinado? ¿Faltó la «pata económica» para llevar adelante el supuesto proyecto? ¿Se esperaba un financiamiento que nunca llegó? A esta altura de las circunstancias, uno se pregunta si realmente alguna vez hubo un proyecto (serio y en serio) de Museo allí o solo fue una buena idea surgida en mesa de café y declamada por los micrófonos.
¿O será tal vez que el socio privado del supuesto acuerdo faltó a su palabra? ¿O quizás necesitaba apoyarse en aquellos anuncios para sacarse de encima el problema de los okupas y hacer su propio negocio? ¿Que decidió que venderla por su cuenta era más conveniente que hacerlo al municipio? Si hubo un convenio entre el propietario y el Estado municipal, evidentemente nunca se firmó. Que fue solo de palabra. Si no, no podría ahora estar a la venta la casa.
Son muchas preguntas que no encuentran respuesta y mientras tanto, el museo no aparece y todo indica que nunca aparecerá. Pero tranquilos, esto se maneja en el terreno de la política, donde los negocios y los sueños se mixturan como en el mejor de los realismos mágicos y todo puede suceder. Incluso, nada.